Batalla del cabo Finisterre (1805)
Después de la batalla de la Roca del Diamante, el marino francés Pierre Charles Silvestre de Villeneuve permaneció en Martinica unos días más hasta que el 11 de Junio partió hacia Europa, advertido que Horatio Nelson había llegado al Caribe con su gran flota. Regresaba a Francia pero había fracasado en el Caribe, Napoleón le había encomendado atacar posesiones británicas en Centroamérica y salvo la batalla mencionada, poco más intervino.
Casi un mes, el 9 de Julio, llegó a la costa gallega, al cabo de Finisterre. El 22 del mismo mes llega al golfo de Vizcaya donde se encuentra con el vicealmirante de la Royal Navy inglesa Robert Calder. La flota de Villeneuve tenía superioridad numérica frente a la flota inglesa, aún así Calder había salido al paso de Villenueve y le hacía frente.
La batalla enfrentó, durante la tarde de ese 22 de Julio, a los 29 buques de guerra de Villeneuve (que incluían 20 navíos, 7 fragatas y 2 bergantines) con los sólo 19 de Calder (15 navíos, 2 fragatas y 2 buques menores). Entre las tropas de Villeneuve se encontraba 6 buques españoles, entre ellos el Argonauta del teniente general Federico Gravina.
Al anochecer ante la falta de visibilidad, Calder da por finalizada la batalla ese día con la intención de renaudarla al día siguiente. El resultado de la batalla fue favorable a la flota inglesa que sufrió menos bajas aún estando en inferioridad numérica (del orden de apenas 23 entre muertos y heridos frente a las casi 500 de la flota franco – española, según los partes oficiales).
Pero finalmente tras considerar su posición Calder, teniendo en cuenta la inferioridad numérica y la posibilidad de que Villlenueve tuviera refuerzos, decidió no renaudar la batalla y se dirigió al Norte. Villenueve, timidamente decidió perseguir a Calder pero se demoró bastante debido a los (no) vientos y no pudo acercarse hasta bien entrado el día por lo que pospuso el ataque al día siguiente, 24 de Julio, pero de nuevo llegó la hora del ataque y decidió no atacar, en su lugar giró completamente su rumbo y emprendió marcha hacia el Sur, haciendo caso omiso a las órdenes que recibía de Napoleón, hasta su llegada a Cádiz el 21 de Agosto.
Además de la pérdida de hombres y barcos, el bando franco español afrontó la pérdida de confianza en Villenueve que de nuevo había fracasado y además había desobedecido las órdenes de Napoleón, pero lo peor para él estaba por llegar, faltaba la fatídica batalla de Trafalgar que se produciría en Octubre de ese año 1805.
Por parte de Inglaterra, la victoría podía haber sido física pero no moral pues Calder había huido de la batalla, posteriormente sería juzgado por parte de una corte marcial por esa cobardía (siendo absuelto de la misma, todo ha de decirse).